viernes, 30 de mayo de 2014

M. Músorgski: Borís Godunov (Prólogo y Actos I y II)

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Borís Godunov - Eugeny Nesterenko
Xenia - Galina Kalinina
Pimen - Valery Yaroslavtsev
Falso Dimitri (Grigori) - Vladislav Piavko
Marina Mnishek - Irina Arkhipova
Idiota - Aleksei Maslennikov
Príncipe Shuiski - Alexander Sokolov
Coro, Orquesta y Ballet del Teatro Bolshoi (Moscú)
Director - Boris Khaikin
Ópera en un prólogo y cuatro actos, con música y libreto de Modest Músorgski (1839 - 1881), según la tragedia homónima de Alexander Pushkin, “Borís Godunov” trata de la coronación de Borís, de su conciencia culpable, de las relaciones con sus hijos y de su muerte. Su antagonista político es Grigori Otrépiev, el falso  Dimitri, descrito como un monje fugitivo, enamorado de la princesa polaca Marina y pretendiente al trono de Rusia. Otro de los protagonistas es el Pueblo, maltratado por los cambios políticos, obligado a mostrar su alegría y vitorear al soberano cuando lo ordenan los soldados, deshecho por salvajes actuaciones de una justicia burda, y en donde aparece la patética figura del Idiota.
En la primera versión Músorgski no planteaba en su ópera ninguna trama amorosa, por lo que Marina no aparecía en ella. La versión original (1869) constaba solamente de siete escenas; la última presentaba la muerte de Borís y la anterior tenía lugar ante la catedral de San Basilio, en Moscú. Allí aparecía el Idiota.
Esta primera versión fue rechazada por los Teatros Imperiales de San Petersburgo. Músorgski entonces la amplió y revisó. Escribió de nuevo las escenas entre Borís y sus hijos; añadió el acto polaco, en el que ya aparece Marina; prescindió de la escena ante la catedral de San Basilio y, después de la muerte de Borís, colocó una escena nueva, en un claro de bosque, cerca de Kromy, situando aquí la aparición de la figura del Idiota.
La versión revisada es considerada como definitiva (1872) y el argumento que aquí se ofrece corresponde a ella. Fue, sin embargo, ligeramente recortada por el compositor en una partitura vocal aparecida en 1874. Así se plantea siempre el problema de representar esta versión o la anterior, que es más directa, sin temas amorosos. Finalmente la obra fue estrenada en el Teatro Imperial de San Petersburgo el 8 de febrero de 1874, teniendo una acogida fría. Posteriormente Nikolái Rimski-Kórsakoff, gran amigo de Músorgski, hizo dos nuevas orquestaciones de la obra en 1896 y 1908 con una instrumentación deslumbrante, que fue estrenada en París en 1908.
ARGUMENTO
La acción se desarrolla en Rusia y Polonia a finales del siglo XVII y principios del XVIII.
PRÓLOGO.- Ante el monasterio de Novodiévichi, en Moscú, la multitud se lamenta amargamente obedeciendo las órdenes de los soldados. Dentro del monasterio se encuentra Borís Godunov, quien, como acaba de declarar Chelkalov, secretario de la Duma o Consejo de Estado, no quiere aceptar el trono, a pesar de los deseos de los nobles y del clero. Llega un grupo de peregrinos y entra en el monasterio. Los soldados ordenan a los congregados que se presenten ante el Kremlin al día siguiente.
Por la mañana el pueblo está congregado en la explanada del Kremlin. Shuiski vitorea a Borís, que al final ha aceptado su nombramiento, y que ahora se presenta ante la multitud con los atributos de zar. Se dirige al pueblo y sus palabras revelan la turbación de su espíritu. El pueblo le aclama.
ACTO I.- En una celda del monasterio de Chudov, durante la noche, un anciano monje, Pimen, escribe la crónica de la historia de Rusia. Grigori Otrépiev, un joven novicio que duerme en la misma celda, se despierta. Pide a Pimen su bendición. El anciano se la otorga mientras se escucha como fondo el cántico de los monjes. Ahora Otrépiev relata a Pimen un sueño que ha tenido y que le atormenta: la multitud en Moscú le señalaba con gesto desdeñoso. Pimen a su vez le relata cómo él mismo vio frente a la catedral de Uglich, hace dos años, el cuerpo ensangrentado del zarévich Dimitri, asesinado cuando era todavía un niño por orden del usurpador Borís Godunov. Grigori queda profundamente impresionado y Pimen señala que si Dimitri viviera tendría la misma edad que Grigori.
En una posada junto al camino, la posadera está cantando mientras despluma un ganso. Llegan dos monjes vagabundos, Mijaíl y Varlaam, seguidos de Grigori, vestido ahora con ropas de campesino. Los monjes beben; Varlaam entona una chispeante canción (Una vez en la ciudad de Kazán) que trata de las hazañas militares del zar Iván. Grigori se mantiene retraído; tiene el propósito de hacerse pasar por el zarévich Dimitri y reclamar su derecho al trono de Rusia, para lo cual quiere ahora atravesar la cercana frontera con Lituania (en aquel tiempo formaba parte del reino de Polonia).
Llaman a la puerta y entran unos guardias de la frontera, anunciando que llevan la orden de arresto para un tal Grishka (abreviatura de Grigori) Otrépiev. Los guardias, analfabetos, dan a leer el escrito a Grigori, que falseando lo escrito, hace una descripción de la persona buscada que corresponde a uno de los dos monjes: Varlaam. Finalmente Varlaam lee correctamente lo que hay escrito en la orden. Mientras tanto, Grigori ha logrado escapar de allí.
ACTO II.- En un salón del Kremlin, Xenia, la hija de Borís, se lamenta de la reciente muerte de su prometido. Su hermano Fiódor, un niño, está entusiasmado con un reloj mecánico. La vieja nodriza trata de consolar a Xenia, cantándole una canción festiva sobre un mosquito. Después de otra canción, entonada por la nodriza y Fiódor, entra Borís. Salen de escena Xenia y la nodriza. Fiódor, ante una esfera terráquea, muestra orgullosamente a su padre sus extensos dominios. Mientras Fiódor habla, Borís canta la infelicidad que le atormenta, la desgracia que presiente y cómo le hostiga el recuerdo del asesinado Dimitri (Tengo el supremo poder).
Llega Shuiski con preocupantes noticias y Borís le acusa de conspirador. Shuiski le informa sobre la aparición en Lituania de un pretendiente al trono que se hace llamar Dimitri. El nombre conmociona a Borís, que pide a Shuiski confirmación de que el príncipe Dimitri murió realmente. Solo en la estancia, presa de agitación, Borís imagina que las figuras mecánicas del reloj, que ahora empieza a sonar, son una visión del joven asesinado.
 

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