sábado, 8 de marzo de 2014

W. A. Mozart: "El Rapto en el Serrallo"

Selim Bassa - Markus John
Constanza - Eva Mei
Blonde - Patrizia Ciofi
Belmonte - Rainer Trost
Pedrillo - Mehrzad Montazeri
Osmin - Kurt Rydl

Orquesta y Coro del Maggio Musicale Fiorentino

Director - Zubin Mehta


“Die Entführung aus dem Serail” (El rapto en el serrallo), KV 384,  es un singspiel en tres actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en alemán de Gottlieb Stephanie, el Joven, quien adaptó un libreto anterior de Christoph Friedrich Bretzner. La obra se estrenó en el Burgtheater de Viena el 16 de julio de 1782.

La acción se desarrolla en los dominios del pachá Selim, en Turquía, a mediados del siglo XVII. Konstanze, una joven noble española, su sirvienta inglesa Blonde y Pedrillo, el enamorado de ésta, han sido capturados por piratas y puestos a la venta en un mercado de esclavos. Pero la fortuna les ha sido favorable, pues los tres son comprados por Selim. Una carta escrita por Pedrillo ha logrado llegar a manos de Belmonte, el prometido de Konstanze, que decide embarcarse hasta Turquía para liberar a los cautivos.


ACTO I
En el exterior de un gran palacio junto al mar, Belmonte se pregunta si se tratará del palacio de Selim, y si en su interior se hallará su amada Konstanze (aria: “Hier soll ich denn sehen” – Aquí podré verte al fin). El guardián Osmin no da respuesta alguna, pero, cuando Belmonte cita el nombre de Pedrillo, su antiguo criado, Osmin declara que lo odia (aria: “Solche hergelauf´ne Laffen” – Esos fatuos mozalbetes). Belmonte se marcha y aparece Pedrillo, que provoca el desprecio del guardián y hace que se vaya. Vuelve Belmonte y encuentra a Pedrillo, que trabaja ahora como jardinero de Selim. A través de éste se entera de que Konstanze está allí y le ha guardado fidelidad. Belmonte decide entonces presentarse como un eminente arquitecto que podría trabajar para Selim (aria: “O wie ängstlich, o wie feurig” – Oh, con qué temor, con qué pasión).

Aparece en escena Selim con su sequito (coro de jenízaros: “Singt dem grossen Bassa Lieder” – Entonad cánticos al gran Pachá). Selim trata de cortejar a Konstanze, pero ella declara que ama a otro hombre (aria: “Ach, ich liebte” – Ah, yo estaba enamorada). Selim acepta los servicios del pretendido arquitecto y Osmin no pierde ocasión de expresar su enemistad hacia los extranjeros (terceto:“Marsch! Marsch! Marsch!”-¡Fuera! ¡Fuera! ¡Fuera!).

ACTO II
En el jardín, Blonde expresa su deseo de encontrar un delicado amor (aria: “Durch Zärtlichkeit und Schmei-cheln” – Con caricias y lisonjas), despreciando una vez más las groseras maneras de Osmin (dúo: “Ich gehe, doch rate ich dir” – Me voy, pero te aconsejo). Después que Selim haya intentado de nuevo cortejar a Konstanze, ésta lamenta su triste destino (aria: “Traurigkeit ward mir zum Lose” – La tristeza me ha tocado en suerte) y su disposición a hacer frente a todo (aria: “Martern aller Arten” – Torturas de toda clase). Blonde piensa ya en su liberación (aria: “Welche Wonne, welche Lust” Qué delicia, qué placer), mientras Pedrillo señala sus propósitos de dormir a Osmin poniendo un somnífero en el vino que piensa ofrecerle (dúo: “Vivat Bacchus” Viva Baco). Osmin bebe, a pesar de la prohibición divina, cayendo dormido en poco tiempo. Belmonte expresa el dolor de la separación (aria: “Wenn der Freude Tränen fliessen” – Cuando fluyen lágrimas de alegría). Los cuatro amantes se reúnen, y los dos hombres preguntan a sus respectivas amadas si les han sido fieles (cuarteto: “Ach, Belmonte, ach, mein Leben” –Ah, Belmonte, ah, vida mía). Ellas, muy enojadas, les hacen darse cuenta de su injusta sospecha y la escena termina con la afirmación de su amor.

ACTO III
Es medianoche. Belmonte y Pedrillo están punto de poner su plan de fuga en acción. Como señal para advertir a las damas, Pedrillo canta una serenata (romanza: “Im Mohrenland gefangen war” - En tierra de moros estaba prisionera). Pero Osmin se despierta, arresta a las dos parejas y se proclama vencedor (aria: “Ha, wie will ich triumphieren” – Ah, qué gran triunfo). Selim se entera de que Belmonte es el hijo de su mayor enemigo, que le hizo abandonar su patria y le despojó de todos sus bienes, y condena a los cuatro a ser torturados. Belmonte y Konstanze expresan su angustia (dúo: “Welch ein Geschick” – Qué fatalidad). Pero entonces reaparece el Pachá y anuncia que no quiere seguir el ejemplo del padre de Belmonte, dejando en libertad a los cautivos.

Los cuatro dan las gracias a Selim por su magnanimidad (vaudeville: “Nie werd’ ich deine Huld verkennen” – Nunca olvidaré tu clemencia), mientras Osmin reitera sus amenazas. Todos reconocen la vileza de la venganza y ensalzan la virtud del perdón. Mientras los extranjeros parten, los jenízaros desean larga vida al pachá.







 
 

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