viernes, 3 de mayo de 2013

Richard Wagner: La Walkyria (Wolfgang Sawallisch, director)

 

Siegmund: Robert Schunk, tenor
Sieglinde: Julia Varady, soprano
Wotan: Robert Hale, barítono-bajo
Brünnhilde: Hildegard Behrens, soprano
Hunding: Kurt Mol, bajo
Fricka: Marjana Lipovsek, mezzosoprano

Orquesta y Coro de la Ópera Estatal de Baviera
Wolfgang Sawallisch, director
Nikolaus Lehnhoff, director escénico
Grabación en directo, 1989

La Walkyria (título original en alemán, «Die Walküre», WWV 86B) es una ópera en tres actos con música y libreto en alemán de Richard Wagner. Se trata de la segunda de las cuatro óperas que componen el ciclo de El anillo del nibelungo («Der Ring des Nibelungen»), y la que se representa más asiduamente, incluso separada del ciclo completo. Se estrenó en el Teatro de la Corte de Múnich el 26 de junio de 1870.

Wagner se inspiró en la mitología nórdica al escribir esta obra, específicamente en la Volsunga y la Edda poética. En la versión simplificada del compositor, las walkyrias son las hijas del dios Wotan y la madre tierra, la diosa Erda, concebidas como doncellas guerreras para defender el Olimpo germánico, el Walhalla, del acecho los nibelungos y recoger las almas de los héroes muertos en batalla para llevarlos a su descanso eterno en el Walhalla.

Argumento

ACTO I

Escena I. La acción se desarrolla en una cabaña rústica construida alrededor de un enorme fresno. En el tronco del árbol se percibe la guarda de una espada cuya hoja está enteramente clavada. Entra un guerrero sin armas, agobiado se duerme en el suelo. Siglinda, la mujer que habita la morada lo despierta y le da de beber, el guerrero desea marchar pero ella le insiste que espere el regreso de su esposo Hunding.

Escena II. Hunding vuelve de caza e interroga al joven sobre su visita. Existe un gran parecido físico entre ambos, Siglinda y el guerrero.

Le cuenta a Hunding que su padre llamado Walse (el lobo) solía cazar con él, mientras su hermana melliza y su madre los esperaban en la casa. Un día, al regresar, hallan a la madre asesinada, la casa incendiada pero ningúna huella de su hermana. Los asesinos eran los Neidings, hijos del odio y de la envidia. Padre e hijo deciden marchar hacia la montaña, el padre fallece al poco tiempo y el joven queda solo. Un día lucha con unos hombres por querer librar a una joven que se encontraba en desgracia, querían obligarla a casarse con alguien a quien no amaba. El joven no logra vencer a sus enemigos y es más perseguido aún. Hunding ante este relato lo reconoce como enemigo, decide darle hospitalidad sólo por una noche y provocarlo al día siguiente para una lucha definitiva.

Siglinda le prepara una bebida a su esposo con un brebaje para quitarle las fuerzas, luego asiste nuevamente al joven y le muestra el tronco del fresno donde se halla oculta una espada.

Escena III. El joven recuerda que su padre le había prometido un arma. Siglinda le relata lo ocurrido hace muchos años atrás cuando ella es vendida a Hunding por unos bandidos. También recuerda a un anciano que clava la espada en el tronco y dice que el vencedor será quien logre sacarla de allí, aludiendo a su fortaleza. Ella cree que ante sus ojos se halla ese hombre, es el hijo del anciano Walse y su nombre es Sigmundo, quien corre hacia el fresno y arranca la espada, ambos se abrazan.

ACTO SEGUNDO

Escena I. En una región montañosa conversan el dios Wotan y su hija predilecta, la virgen guerrera Brunilda, es una walkyria  a quien su padre le ha confiado la misión de salvar a Sigmundo. Fricka, la esposa de Wotan no está de acuerdo con esta decisión porque está enterada del amor que los une a Sigmundo y Siglinda, este amor la ofende. Además, ambos son hijos verdaderos de Wotan que haciéndose pasar por un mortal en la tierra los ha tenido con otra mujer, siendo infiel a Fricka.

Wotan cambia de idea y comunica a Brunilda otros pasos a seguir.

Escena II.

Wotan recuerda todos sus errores, a Loge, la esclavitud de los demás dioses, el robo del anillo a Alberico (ahora en poder de Fafner).

El dios Wotan había sido seducido por Erda, quien lo hace padre de nueve vírgenes guerreras. Las walkyria s han recibido de él la misión de traer al Walhalla a todos los héroes muertos en los campos de batalla, poblando de ese modo el reino de Wotan con defensores intrépidos para el día en que el ejército de Alberico avanzara amenazante. El dios había elegido a Sigmundo para conseguir nuevamente el anillo, para ello había sido entrenado, pero ahora Fricka le impide llevar a cabo su plan.

Erda ya le había anunciado a Wotan su perdición, el dios maldice a los dioses.

Brunilda no puede ayudar a su padre y se dirige hacia la gruta donde se halla su corcel Grane.

Escena III. Siglinda teme el acecho de Hunding, quien ya está muy cerca de ellos con sus hombres. Se desvanece ante tanto dolor.

Escena IV. Brunilda se le aparece a Sigmundo y le anuncia que va a morir. Sigmundo no desea alejarse de su amada, prefiere matarla antes de que la toque otro. La walkyria  le advierte que Siglinda está embarazada y le impide al jóven matarla. Ahora le promete apoyo para ambos pero de esta manera desobedece las órdenes de su padre.

Escena V. Hunding y Sigmundo se traban en lucha. Brunilda hace lo imposible por salvar al joven, pero Wotan interviene y ayuda a Hunding para asesinar a su propio hijo. Brunilda se lleva a Siglinda y escapan. Wotan queda mortificado ante el cadáver de Sigmundo. El dios está enfurecido por la desobediencia de Brunilda.

ACTO TERCERO

Escena I. En una meseta rocosa se hallan las cuatro walkyria s, Guerhilda, Ortlinda, Valtrauta, Schwertleita, armadas de pies a cabeza. Llegan sus otras hermanas más tarde Brunilda con Siglinda. La guerrera le cuenta a sus hermanas sobre el furor de Wotan, pero las walkyria s se rehusan a ayudarla. Siglinda desea la muerte, no tolera vivir sin su amado. Brunilda le dice que no puede morir porque ella espera un hijo de Sigmundo. Decide entonces refugiarse en la selva muy cerca de Fafner.

Brunilda le asegura que su hijo será un héroe sublime y se llamará Sigfrido. Le acerca a Siglinda unos trozos de la poderosa espada antes de dejarla marchar.

Escena II. Brunilda ya no puede huir de Wotan. El dios la destierra del Walhalla, la abandona, indefensa, dormida a la orilla del camino, y el primero que pase y la despierte podrá hacerla esclava suya, hilará el hilo, sometida a un mortal, y todos se buralarán de ella.

Las demás walkyria s están desesperadas ante tal destino, escapan asustadas.

Escena III. Brunilda le implora el perdón a su padre pero éste se lo niega. Como la walkyria  se ha dejado dominar por el amor, ahora será esclava del mismo.

Brunilda le pide entonces a su padre un último deseo, que se levante a su alrededor, mientras duerme, un gran fuego devorador, para que el hombre que deba poseerla en el futuro sea un ser valiente y un hombre temeroso. Wotan accede y la walkyria  queda vencida por el sueño.

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