sábado, 9 de marzo de 2013

Franz Schubert: Andantino con variazioni del Quinteto "de la Trucha"

Julian Rachlin, Mischa Maisky, Mihaela Ursuleasa, Nobuko Imai y Stacey Watton

La trucha es el título del Quinteto para piano y cuerdas catalogado como D. 667. Schubert lo compuso con 22 años, en 1.819, pero nunca lo vio publicado ya que no fue impreso hasta diez años después, una vez que se había producido su fallecimiento.

El quinteto no cuenta con una formación habitual. Está escrito para piano, violín, viola, violonchelo y contrabajo. Schubert empleó en él material melódico proveniente de un Lied (canción para voz y piano) que había compuesto anteriormente: Die Forelle.

El quinteto se compone de cinco movimientos: Allegro vivace, Scherzo, Andante, Andantino (tema con variaciones) y Finale (Presto). 
El cuarto movimiento se basa en la forma de tema y variaciones. Su carácter alegre viene dado por la tonalidad elegida, Re mayor, y su aparente facilidad o sencillez, por su compás, 2/4. Es una obra amable que se encuadra en la Viena burguesa y romántica que mira a la Naturaleza con respeto y admiración. Comienza con la presentación de la alegre melodía por parte del violín , acompañado amablemente en homofonía por las demás cuerdas.

En la primera variación es el piano quien lleva la batuta, e interpreta la melodía añadiendo algún trino. Las cuerdas realizan rapidísimos seisillos, ascendentes y descendentes, que quieren sugerir el fluir de las aguas del río.

En la segunda variación, las cuerdas más graves recuperan el tema; el violín continúa con sus arpegios y escalas y el piano crea una especie de eco puntual.

En la tercera variación el piano, más virtuoso, acompaña la melodía de violoncelo y contrabajo.

La cuarta variación, totalmente contrastante en dinámica (forte) y tonalidad (La menor) ofrece un cambio muy agradable. Los instrumentos rasguean las cuerdas, y el piano ataca unos acordes. Es la más romántica de todas.

La quinta variación (4:26) presenta un carácter mucho más tranquilo. La melodía es menos reconocible que en las anteriores, interpretada por el cello, y la armonía cambia en ciertos momentos. El piano acompaña a contratiempo.

La sexta y última variación (6:17) retoma el carácter juguetón de la obra. Esta vez, el violín y violonchelo se responden en un alegre diálogo. El piano salta entre arpegios, hasta el apacible acorde final de todos los instrumentos.

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