sábado, 24 de noviembre de 2012

Adam de la Halle - Le jeu de Robin et de Marion


Marion: Patrizia Bovi 

Robin: Olivier Marcaud 

Chevalier: Mauro Borgioni
 

Ensemble Micrologus
Patrizia Bovi: canto, arpa, buccina en sol; Gabriele Russo: viella, buccina en fa; Goffredo Degli Esposti: cialamello, flauta, cornamusa; Mauro Borgioni: canto; Olivier Marcaud: canto; François Lazarevic: cornamusa, guinterna; Leah Stuttard: arpa.


La primera obra parecida a una ópera de la cual se tiene noticia data de 1285 (sólo se tiene en cuenta aquí el ámbito cultural occidental y se deja a un lado manifestaciones parecidas de China, India, Japón, Tailandia, etc., que por lo demás únicamente se asemejan a la ópera occidental en aspectos exteriores). Fue creada por Adam de la Halle (1237?-1288?), el jorobado de Arras, también conocido con el nombre más amable de «el último trovador». Se titula Le jeu de Robin et de Marion, y consta de una serie de cantos asignados a determinado número de personajes, que acompañan una sencilla acción escénica. Sólo un trobadour, es decir, un trovador, un espíritu romántico, pudo inventar algo así. Sólo alguien de este perfil pudo tender un puente entre la realidad de las personas que hablan de las cosas cotidianas y la música, que siempre tiene algo de irreal. Las figuras de Adam de la Halle –como más tarde lo harán los personajes de Mozart, Beethoven, Lortzing e incluso Bizet– hablan como suelen hacerlo los hombres corrientes, luego pasan al canto –casi siempre cuando experimentan una emoción más profunda– y recuperan después la palabra hablada. De esta manera, la nueva forma artística se colocó por sí misma fuera de toda lógica. Pero esa carencia fue más que equilibrada por la audaz unión de teatro, poesía y música, que, desde entonces, no desapareció de la conciencia europea.
Sin embargo, lo que hizo Adam de la Halle no fue un invento propio. Al parecer, la idea de unir la actuación teatral con el canto le llegó del seno del pueblo, lo que se explica fácilmente por la estrecha unión del arte de los trovadores y los minnesänger con el elemento popular. Ambos tienen raíces antiquísimas en todos los pueblos de la humanidad.

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